domingo, 26 de septiembre de 2010

Crece América Latina y ¿Venezuela?

Sea cual fuere su resultado, sí podemos preguntarnos: ¿después del 26S, qué?

MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
domingo 26 de septiembre de 2010 12:00 AM
Hoy millones de venezolanos habrán madrugado para dirigirse a los centros electorales y elegir a los diputados que les representarán en la nueva Asamblea Nacional, organismo que, siguiendo el legado histórico de Montesquieu, deberá ejercer el balance y contrapeso de los demás poderes públicos, particularmente del Ejecutivo, como ocurre en las democracias del mundo. Diputados, además, que deberán estar atentos a los problemas y necesidades del pueblo al cual representan, a la par que aprobar leyes que el país reclama y necesita. No sea usted uno de quienes aún no han salido de sus casas porque no están convencidos de la utilidad de la AN. Bástele saber que fue el nacimiento del Parlamento la primera señal del debilitamiento de los regímenes absolutistas (monárquicos, para la época) y que ha sido la garantía del buen funcionamiento de los gobiernos cuyas actuaciones sigue atentamente, para garantizar el cumplimiento de los fines para los cuales fueron elegidos, sobre todo el respeto a la Constitución y las leyes. Vaya a votar y lleve con usted a sus allegados renuentes. Se sentirán mucho mejor si cumplen con ese deber democrático. No hay cosa peor que arrepentirse de algo que pudimos haber hecho y no hicimos, sobre todo cuando comprobamos las consecuencias de nuestra omisión.

Hoy 26S el CNE ha establecido normas que prohíben textos y transmisiones propagandísticas a favor o en contra de los partidos y candidatos que participan en la elección. Se puede, sí, instar a los electores a sufragar por los candidatos de su preferencia y motivarlos sobre la importancia de elegir a quienes establecerán los controles imprescindibles que existen en todo sistema democrático tipificado por la separación e independencia de los poderes. Sin embargo, a propósito de los graves asuntos que deberá enfrentar el Gobierno una vez pasado el Rubicón de las elecciones parlamentarias, sea cual fuere su resultado, sí podemos preguntarnos: ¿después del 26S, qué?

Mientras las economías de América Latina crecen, la de Venezuela, a pesar de su riqueza petrolera, lleva cinco trimestres consecutivos cayendo y todo parece indicar que el 2010 concluirá en negativo. Han crecido hasta las economías más pobres, como la de Bolivia y Ecuador (aunque algunos lo atribuyen a las jugosas ayudas recibidas de su "pana" ideológico). No caben excusas como la "crisis del capitalismo" o la "caída de los precios petroleros", porque el barril está al envidiable promedio de $70 y porque en todos los países con petróleo ha subido su economía, menos en Venezuela. En el sector comercio las ventas cayeron 40% y el empleo se redujo en un 13%. La producción industrial cayó un 5,5% (según cifras del BCV), la situación agrícola es ruinosa (por las confiscaciones) y están sin trabajo más de cuatro millones de venezolanos. Aunque Venezuela ha tenido ingresos por más de $ 990 mil millones, al finalizar 2010 tendrá una deuda externa superior a $ cien mil millones y una Pdvsa descapitalizada que volverá a emitir en breve deuda por $ 3 mil millones, sin que hayan arrancado los planes de la Faja, hipotecada a China en condiciones que los venezolanos ignoramos. Colombia creció un 4,3% (su comercio un 4,9%, a pesar del cierre de la frontera venezolana). Perú y Chile (este último a pesar del destructor terremoto) crecieron 9% y 8 % y han crecido también Brasil, Uruguay, Paraguay y otros. Solo el mísero Haití (asolado por su pobreza eterna y el brutal terremoto) y la despilfarradora Venezuela, registran caídas en su economía, caracterizada esta última por la inflación más alta del continente (Fedecámaras calcula 35% al concluir el año).

Veintiséis destacados economistas venezolanos, entre quienes se cuentan los nada "capitalistas" Héctor Malavé Mata y Héctor Silva Michelena, acaban de publicar un documento con advertencias al Gobierno sobre la "severa contracción de la economía y alta inflación en medio de un aumento del precio petrolero". Acusan la "sorprendente desviación de más del 50% de los ingresos por exportación de Pdvsa a fondos y cuentas en el exterior" y señalan los enormes niveles de endeudamiento y "los errores de política gubernamental cometidos en base a la orientación socialista radical, que han empeorado la situación de Venezuela". Unamos a cóctel tan explosivo los continuos apagones, el colapso del Metro y de las empresas de Guayana, los empleados públicos exigiendo aumentos salariales y contratación colectiva, las quejas de los damnificados reclamando las casas nunca construidas y el incremento de las cifras mortales de los fines de semana, y entonces entenderemos por qué, quien está obligado a solucionar problemas tan ingentes, prefiera sumergirse irresponsablemente en el adelantado Rubicón electoral de 2012.

mcolomina@gmail.com

domingo, 19 de septiembre de 2010

La cuenta no cuadra

Gerado Blyde


El Presidente señalaba que sólo con el socialismo era posible vender a precios bajos. Que el capitalismo lo único que busca es el lucro


Por estos días de campaña electoral hemos visto al "presidente-candidato-único" mostrando productos "hechos en socialismo", comparando precios en los mercados subsidiados por el propio gobierno y señalando que están a 30 y hasta 50% por debajo del precio de productos similares vendidos en los mercados a los que la gran mayoría de la población acude.

Tuve oportunidad de observar con detenimiento su visita oficial (y no de campaña, nadie vaya a confundirse) a uno de los nuevos mercados bicentenarios y escuchar la argumentación según la cual en los mercados socialistas los productos son más baratos que en el resto de los mercados y pulperías del país. Allí, con carteles bien diseñados, se colocaba el precio del producto y también el precio fuera del mercado. También, en pendones, se señalaban los porcentajes de ahorro. El personal de atención al público muy bien uniformado y el local extremadamente limpio conforme se podía notar a través de las cámaras de televisión.

El Presidente señalaba que sólo con el socialismo era posible vender a esos precios. Que el capitalismo lo único que busca es el lucro, mientras que ellos no buscaban obtener ganancia alguna y por eso podían vender a esos precios. En una empacadora de azúcar al preguntar a los trabajadores de dónde venía la materia prima, señalaron que venía de un fundo zamorano cuyo nombre no recuerdo. El Presidente señaló que eso era lo correcto, controlar y estar presente en toda la cadena de producción, desde la siembra, la cosecha, el procesamiento, la refinación, el empacado y la venta al detal.

A cualquiera que estuviera escuchando aquel programa podía parecerle perfectamente lógico y hasta necesario hacer todo aquello para abaratar los costos. Pero, sin ser economista, comencé a pensar en varias variables que pronto pude contestar hablando con gente especializada.

En primer lugar, todos los costos del capital inicial han sido absorbidos por el propio gobierno nacional. Veamos, p.e., el mercado socialista. El local donde funciona, su remodelación y acondicionamiento fueron pagados por el gobierno. Las neveras, refrigeradores, dispensadores, cajas registradoras y toda la mueblería del local y del depósito fueron pagados por el mismo gobierno nacional.

En segundo lugar, los costos operativos también han sido absorbidos por el gobierno nacional. Los servicios de electricidad y agua son pagados por el gobierno nacional. El personal que allí labora, desde los de atención al público, hasta los de limpieza, reciben un salario pagado por el gobierno nacional. Imaginamos que están exentos de pagar patente de comercio municipal por cuanto no tienen fin de lucro y son propiedad del Estado, pero además tampoco deben pagar impuesto sobre la renta nacional al Seniat por las mismas razones. Las cargas de Seguro Social Obligatorio, vacaciones, aguinaldos y demás obligaciones laborales tampoco son absorbidas por el mercado socialista y, si alguien las paga, debe ser el mismo gobierno nacional.

En tercer lugar, los productos ya llegan al mercado socialista subsidiados por el gobierno nacional, algunos desde su origen y durante toda la cadena productiva hasta el detal. O son importados por el propio gobierno nacional (carne empacada al vacío, por ejemplo), exonerados también del pago de aranceles aduanales. Al final, luego de todos esos costos que son asumidos por el gobierno nacional y todas las exoneraciones de tributos (es decir, dinero que deja de ingresar al fisco), los productos pueden ser vendidos al público a costos inferiores sólo entre un 30 a un 50% inferior a los costos de los mismos productos que no reciben este trato en los mercados privados.

Algo no cuadra bien en esas cuentas. El privado al vender está cumpliendo con el pago de todos los tributos, está absorbiendo todos los gastos de capital inicial y los costos operativos de personal y servicios y, además, esta obteniendo una ganancia para sí mismo sobre la cual también debe pagar impuestos. Con todas esas "ayudas" del gobierno nacional, ¿los precios en los mercados socialistas no deberían ser muchísimo más bajos? Es imposible para el gobierno nacional sostener este tipo de economía socialista de subsidio, que exhibe en esta campaña electoral como un gran logro, en una dimensión nacional para brindar productos a bajo costo a todos los venezolanos. Simplemente es un modelo destinado a fracasar, que hoy publicita con localizados mercados que atienden a un sector minúsculo de la población y que no puede asumir el gobierno como política alimentaria nacional sin fracasar en ello.

Presidente, a usted que le gustan las matemáticas, sume para que vea que la cuenta no cuadra.

gblyde@gmail.com