martes, 10 de marzo de 2009

Cepal et al



Milagros Socorro

Hace unos días se publicó un informe del Center for Economic and Policy Research, con sede en Washington, D. C., titulado

"El gobierno de Chávez después de 10 años: evolución de la economía e indicadores sociales". El desarrollo y conclusiones de este documento se basan en exactamente los mismos datos que sirvieron a la secretaria general de Cepal (Comisión Económica de América Latina y el Caribe), Ana Bárcena, para confirmar, ante las cámaras de CNN, lo declarado días antes por Chávez a la periodista Patricia Janiot, en el sentido de que "la tasa de desempleo en Venezuela disminuyó de 11% a 7,4%, la de pobreza, pasó de 25% a 8,5% hasta el 2007; y la de pobreza extrema, de 51% a 28%".
¿Cómo se explica que dos organismos tan diferentes, emplazados en órbitas tan disímiles, basen sus cálculos y apreciaciones en los mismos datos?
Muy sencillo. La única fuente de información para todas las instituciones internacionales es el propio Gobierno. Dejemos que lo explique el sociólogo Luis Pedro España, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, en un libro de próxima aparición: "Hay que señalar que estos organismos (el sistema de Naciones Unidas, Banco Mundial, BID, CAF o Cepal) utilizan información nacional, es decir, las cifras oficiales; y las presentan de manera homogénea para comparar los países.

En razón de ello, el ‘velo de imparcialidad' que en ocasiones se les quiere endosar a estas cifras o métodos internacionales no van más allá de la validez que tienen las propias cifras nacionales. (...) El nivel de la pobreza se ha convertido en uno de los indicadores de éxito o fracaso de los gobiernos. De allí que en ocasiones más que ser un instrumento para la evaluación y acción de la política pública, puede utilizarse como instrumento de propaganda política".
Por lo demás, el objetivo de Cepal no es auditar las cifras de los países. Es sabido que, desde hace dos años, el Instituto de Estadísticas de Argentina manipula las cifras de inflación (algo que ni siquiera hizo el gobierno militar) y Cepal sigue publicando esa cifra oficial sin el menor cuestionamiento.
En suma, la mayoría de los organismos elaboran relatos a partir de los personajes, escenarios, trama y diálogos que los gobiernos les suministran para que la película eche el cuento esperado.
Y cuando no es así, Chávez manda una comisión a regañar a quienes se han atrevido a pergeñar versiones distintas de las de sus oficinas de propaganda.

En julio de 2005, los entonces ministros Aristóbulo Istúriz, de Educación, y Francisco Alejandro Armada, de Salud, se presentaron en Santiago de Chile, sede de Cepal, para reclamar porque las cifras de su informe de entonces no reflejaban "los avances sociales de los últimos cuatro años y contradecían las conclusiones positivas publicados por diferentes agencias de Naciones Unidas, como la Unesco y la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras".
Lo medular de la jalada de greñas radicaba en lo dicho por el viceministro de Desarrollo Social, Carlos Alvarado, quien declaró que Cepal ponía "al país en una situación de retroceso, ya que utiliza un proceso tradicional que no mide el impacto de las misiones sociales". Por su parte, Istúriz, sin rubor perceptible, declaró: "Se puede establecer un nuevo mecanismo con Cepal, con más comunicación, donde podamos proporcionarle directamente estadísticas actualizadas de Venezuela". Dicho y hecho.
La aceptación sin ningún examen de las doradas cifras del Gobierno provocó la retractación de Unesco, que en 2005 se hizo eco de la publicitada -y más que dudosa- erradicación del analfabetismo en Venezuela, para luego reconocer su error y ahora decir que hay 7% de analfabetismo.
Pero, al margen de las cifras, ¿ sabe Cepal lo que encubren? ¿Conoce el costo de los programas oficiales y su verdadero rédito? ¿Sabe si esa reducción de la pobreza es transitoria o permanente? (porque si el cacareado cambio es pan pa' hoy y hambre pa' mañana, no es reducción de la pobreza sino flujo súbito de recursos atribuible exclusivamente al aumento de ingresos petroleros). ¿Sabe que, junto con esa disminución de la pobreza, se ha producido un incremento de la criminalidad, de la desnutrición y de distintas enfermedades, todo contradictorio con una reducción de la pobreza?
Qué saben Cepal et al de esta tragedia inconmensurable.
El Nacional